Historias de Yogui Bhajan para inspirar e iluminar el Alma.
Sabiduría ancestral en hermosos cuentos para niños y adultos.
El cuento de hoy: El rey al que le faltaba un dedo o una bendición disfrazada.
La filosofía espiritual del Oriente, en hermosos cuentos que iluminarán tu mente.
Historias de Yogui Bhajan para inspirar e iluminar el Alma:
Un rey estaba sentado con un amigo, príncipe de un reino cercano. Conversaban acerca de la bellamente enjoyada espada que el príncipe portaba. El príncipe dijo:
– Esta espada no es sólo bonita, si no tan filosa que puede cortar el acero.
– No lo creo– dijo el rey– Sírvete demostrármelo.
El príncipe le dio al rey un cetro de hierro para que lo sostuviera. Levantó la espada, cortó el cetro, pero accidentalmente junto con él, ¡cortó el dedo del rey! Inmediatamente llamaron a un doctor que vendó la mano del rey y lo curó. Pero ahora el rey había perdido un dedo de la mano derecha. Más tarde esa noche, el consejero real en jefe vino a ver al rey y cuando vio su mano exclamó:
– ¡Es la gracia de Dios! ¡Gracias, Señor!
Y con esto el consejero en jefe dejó la habitación, tomó mucho dinero del tesoro real y como un acto de gratitud, salió y alimentó a los pobres. Cuando el rey oyó esto, se enojó mucho. Convocó al consejero a venir ante él. El rey dijo:
– ¿Por qué agradeces a Dios que mi dedo fue cortado?
– Señor, fue la cosa más hermosa que pudo haber pasado–respondió el consejero
– ¿Realmente saliste y alimentaste a los pobres como celebración de que mi dedo había sido mutilado?
– Sí, Señor.
Eso hizo enojar más al rey.
– ¿Cómo puede alguien estar FELIZ de que yo haya perdido un dedo? ¡Pónganlo en prisión!– gritó furioso, y el consejero fue hecho preso y arrastrado fuera.
Pasaron tres días y la mano sin dedo le empezó realmente a doler. En lugar de meditar o leer las escrituras para calmar su mente y sacar sus pensamientos del dolor, reunió a un grupo de cazadores y salió de cacería.
Llegaron a un hermoso claro en el bosque donde el rey vio un hermoso venado. Estaba tan intrigado con él que empezó a seguirlo. Como en un trance, vagó detrás de él y terminó en lo profundo de la selva, totalmente solo.
Pronto oscureció y el caballo que montaba tropezó en un hoyo profundo. El animal se asustó tanto que murió de pavor en el lugar exacto de la caída. Así que ahora ¡el rey estaba en un aprieto! Estaba totalmente solo, perdido y a pie. Por horas erró de un lado para otro en la oscuridad, gritando los nombres de los miembros de su grupo de cacería. Finalmente, muy cansado se recostó y se durmió.
Sucedió que había una tribu viviendo en esa selva. Mientras el rey dormía lo encontraron y lo capturaron– Lo ataron y lo llevaron a su aldea. Una vez ahí, empezaron a prepararlo como sacrificio a sus dioses. Le quitaron todas sus ropas. Lo bañaron y derramaron sobre todo su cuerpo un jugo especial hecho de ciertas hojas. Todo esto era la preparación para la ceremonia del sacrificio. Al día siguiente iban a tronchar su cabeza.
Esa noche, mientras todos los demás estaban dormidos, el rey yacía despierto pensando: “– Dios mío, soy un rey y ¡en qué lío estoy! Tengo todo un ejército. Podría destruir a todas estas personas si quisiera.
Normalmente podría quemar toda esta aldea, tan fácilmente…. Pero ahora veo ¡qué desvalido soy!” Realmente, empezaba a desesperarse.
Cuando comenzó a salir el sol y oyó los tambores empezando a sonar, supo que estaba perdido y que ahora nada lo salvaría. Permaneció ahí pensando que moriría y se dijo a sí mismo: “Oh, bueno, supongo que realmente no importa. He hecho buenas acciones en esta vida. Y regresaré otra vez. Posiblemente no seré rey en mi próxima vida, si no consejero de un rey, o portero del palacio. Pero regresaré. Realmente no importa.” Estaba haciendo su mejor esfuerzo por consolarse a sí mismo. En ese momento, uno de los captores vino por él para llevarlo a la choza del sacerdote. El sacerdote le echó una mirada, señaló el dedo faltante del rey, y empezó a saltar, dando alaridos y gritando.
– Mira, nos tomó seis meses preparar esa pasta que le pusimos encima y ¿la desperdiciaste toda en un pillo como ese? No puede ser sacrificado. ¡Ni siquiera está completo! ¿Cómo podríamos ofrecer un regalo imperfecto a los dioses? ¡Es un mal presagio, una mala señal! ¡Láncelo fuera de la selva y que nadie lo toque!
Así pasó. Lo llevaron al límite de su aldea y lo lanzaron fuera.
El rey vagó a través del monte por un rato, pero pronto un grupo de exploración que había estado fuera buscándolo lo encontró, completamente desnudo y cubierto de pasta. Lo envolvieron con una manta, lo colocaron sobre un caballo y lo llevaron a casa.
Cuando finalmente regresó al palacio, la primera cosa que hizo el rey fue sacar a su consejero en jefe de la cárcel.
– Eres un sabio. Eres un hombre de Dios. Mis disculpas por haberte encarcelado. No pude ver lo que iba a venir. No pude ver el otro lado de la colina. Pero, tengo una pregunta que me gustaría hacerte. Me salvé porque me faltaba un dedo. Pero ¿por qué tuviste que ir a prisión?
– Oh, Emperador– exclamó el consejero– ¿cuántas veces hemos ido de cacería juntos?
– Muchas veces. Nunca te apartas de mi lado.
– Si no me hubiera puesto en prisión, naturalmente hubiera ido con usted. Hubiera sido capturado con usted. Usted no tiene dedo, así que hubiera salido con vida. Pero ellos me hubieran sacrificado a mí que estoy completo. Me puso en prisión y fue a cazar sin mí porque se suponía que yo no fuera sacrificado.
Cada uno tiene su destino pre–escrito. Pero puede ser borrado y re–escrito. Eso es por lo que hacemos sadhana, meditamos y tornamos nuestras mentes hacia Dios… para que esas palabras pre–escritas, puedan borrarse, y en su lugar, puedan inscribirse palabras divinas.